Translate

domingo, 11 de agosto de 2024

#0087 - Guachita (2002)

  


Suceso: Guachita (2002)

Léeme en 6 minutos


El cervantino es un festival que se realiza en octubre en Guanajuato, México, no importa el festival, solo sabes que había charlas culturales, diversas y actos callejeros. Es todo un evento, una conferencia muy esperada, a la que nunca entraste en ninguna de las tres ocasiones que asististe, te conformabas con la fiesta y el ambiente que se hace afuera.


Casi 22 años después, hace dos meses, en junio 2024, escuchaste una canción de un grupo chileno de nombre Tunacola (el grupo) y Guachita (la canción). La agregaste a tu lista de "Me gusta", por el coro, que te pareció interesante, y la letra, que dice algo de una chica linda, que es linda cuando baila, que es un animal perfecto, también del amor y el olvido, y los encuentros de una sola noche. No le diste más vueltas: like.


Ayer salió de nuevo la canción en un ejercicio cuántico que haces de escuchar la música aleatoriamente. Guachita, "... la noche es un sueño que se lleva la mañana... ", y entonces lo recordaste, una de esas memorias de las que, como dice Gabo Ferro en su canción "Un eco, un gesto, una señal", siento que me protege el olvidar. Pero ¿De qué me protegió?, ¿Cómo fue que olvidé todo esto?


Era un sábado por la noche, según el calendario, 19 de octubre de 2002, en el festival Cervantino de ese año. Venían saliendo de un bar karaoke donde hicieron el ridículo a diestra y siniestra. Caminando por la calle se detuvieron frente a una puerta donde estaba otro grupo sentado, personas a las que nunca habían visto antes. Tus amigos que iban enfrente platicaron con los que estaban en el grupo y tú quedaste parado enfrente de una chica que estaba sentada en el suelo. Por pena dijiste, hola, y ya; al rato estában recorriendo Guanajuato juntos, pasando por todos los callejones, los famosos y los no tanto. Había una foto por ahí, pero una exnovia futura te pidió que la tiraras, y la tiraste, de esas cosas que hacemos los hombres por weyes. Al final de la aventura se compartieron el correo electrónico, y listo.


La historia continuó en los siguiente meses, y te la describo en las siguientes líneas, por si se te vuelve a olvidar. Me parece importante mencionar algo, una advertencia: los recuerdos que llegaron son de sentimientos que actualmente no tienes, es solo la huella que dejó, y el aprendizaje... y la curiosidad de entender qué fue lo que pasó.


  1. La cualidad de "la" mujer


Al regresar a la ciudad donde vivías, tus compañeros (los que no fueron) te preguntaron por ella, que si cómo era, etc. tú respondías eso que te parecía más importante: es una chica que logra las cosas. Y mencionabas como ejemplo que si la dejabas en el centro de la ciudad, ciudad que no conoce, sin teléfono, contactos ni dirección, te encontraría.


Durante ese sábado por la noche que pasaron juntos tuviste algunas señales que te hacían estar seguro de esto, va una señal: En el cervantino estaba prohibido tomar en vía pública, pero al gobierno local y estatal le convenía que la gente no dejara de asistir, así que lo único que hacían era tirarte la cerveza o el trago si te veían con él. Lo cual fue un gran acierto para algunos que lograban burlar la ley y vanagloriarse de ello. Por tú lado provocó que no tuvieras nada que tomar, y esta chica siempre que metía la mano en su bolsa sacaba un bote de cerveza, y te lo daba: ten! Ante tu asombro abriste su bolsa para encontrar sus cosas, y ninguna cerveza. La próxima ocasión, y las siguientes 3 o 4, volvió a sacar una cerveza de su bolsa.


"Es una chica que logra cosas". Siempre dices que no sabes lo que quieres, aunque tus recuerdos dicen otra cosa: siempre has sido tú, hay algo en ti que te hace creer que eres el resultado de algo reciente, de algo que te acaba de pasar, algo que vas descubriendo, algo que aprendiste con la experiencia de los años. Tal vez de esto te protege el olvidar, de sentirte mal por tener este conocimiento desde hace mucho tiempo. Todo esto hace sentirte una versión especial de ti mismo, de decir: lo logré, ahora sí sé las cosas, ahora si soy maduro.


  1. El arrepentimiento más grande y la levedad del ser


Eventualmente se llegó la fecha de que se vieran de nuevo, probablemente en marzo o abril de 2003, aunque en esos años las cosas pasaban más en menos tiempo, por lo que pudo haber sido noviembre o diciembre 2002, en la ciudad de México. En el noroeste de México se le llama guachos a la gente del sur (de villa de seris, Sonora, para abajo), o sea, todo el país es guacho, incluso gente de Sonora que vive en el centro o sur. Esto se debe a que las únicas personas que van para allá son militares, o sea, guachos. Esta chica era eso, Guacha, esa etiqueta, e invariablemente fue conocida como "Guachita".


No recuerdas cómo se daban las cosas antes del celular, supones que la gente cumplía con las fechas y los horarios, y sí, ahí estabas tú, en una calle cualquiera de la ciudad de México, en la delegación Álvaro Obregón (eso sí recuerdas), a las 7pm, esperando a que llegara la Guachita. No esperaste mucho, tal vez 5 minutos, y se orilla un carro enfrentito de ti, tú te acercas y la ves, sí, es ella, y ella no te mira con mucha emoción, lo que hace que la tuya se esfume en 3.5 microsegundos, qué pena que ella vea que tú sí y que ella no, ¿no? y tú, como buen cuate de provincia, te agachas y saludaste al conductor, así, de lejecitos, buenas tardes, una cabeza se levantó en signo de ya te vi, y ya, pinche gente de la capital tan maleducada. El bato, edad entre 22 y 28 años. Sale esta chica y se pone a caminar un poco molesta.


Después de seguirla unos 20 pasos, alcanzarla, y hacerla girar al comentarle que la casa estaba para el otro lado, te platica muchas cosas, sobre el futuro de los seres, del tonali, dijo, justo acababas de leer en un libro que significaba destino en Náhuatl, lo cual te evitó la pena de verte inculto. Después de calmarse te contó que la persona que la trajo era su novio, no su hermano, como tú te imaginaste, de pronto ese levantamiento breve de cabeza no fue para nada maleducado, sino lo máximo que podía hacer un ser humano en esa situación, dejando a su novia con un amigo que conoció recientemente y que había ido a verla. La gente de la capital muy bien educada, sin duda.


Tu amigo que te dio asilo se fue a recoger a otros para ir a un cumpleaños en un antro, que regresaba por ustedes en 30 minutos. Después de 29:55 minutos, tiempo aprovechado en platicar puras pendejadas, escuchas la puerta de la casa abriéndose, volteas a ver a la Guachita, y lo lees en sus ojos, y lees en ellos lo mismo que tú sientes: no aprovecharon el tiempo. Entra el amigo a la sala y los ve abrazados, vámonos, ya nos están esperando, y este recuerdo fue el arrepentimiento más grande de tu vida en esos momentos, y es que: ¿Cómo ibas a saber que sí se valía? o sea, tú todo recto, correcto, creyendo buscar su bienestar, dejaste pasar una oportunidad de generar otro tipo de experiencias, digamos.


Tal vez esto sea lo que se borró de la memoria, porque recuerdas que sí fue algo grande en tu vida, algo que regresaba a ti en todo momento, ¡qué wey eres!, era un constante golpe a la autoestima. Y es que es de ese tipo de experiencias que no sirven de nada, ni siquiera como aprendizaje, ya lo dice el título de este punto, así como el libro de Milan Kundera, es insoportable la existencia ya que nunca tendrás la oportunidad de aprender algo que puedas aplicar bajo igualdad exacta de circunstancias, este momento jamás volverá a ser, y el saber esto no te va a ayudar a aprovechar mejor una oportunidad futura, recuerdo descartado, lo que sigue.


  1. Llegando a los límites de los recuerdos


¿Cómo termina la historia?, sabes que siguieron platicando, sabes que su abuelita y ella hablaban mucho de ti, la Guachita te decía que todo se puede lograr, que el amor lo puede todo, así, con esas palabras. Hubo muchos intercambios de correos, sabías cosas de ella, como su cumpleaños, sus hobbies, vaya, su nombre. Ya haciendo uso de la memoria consciente, las fechas y los calendarios de tu vida, sabes que a partir de junio del 2003 otra historia comenzó, una que no se borró como esta, fuerte y agresiva, que no dejó espacio para nada más.


También recuerdas que en 2008 buscaste sus correos, no tenías ni uno solo; Hotmail borraba correos si detectaba que no usabas la cuenta, 2007 tratando de entender tu vida, lo que había pasado y redefinir tus próximos pasos sí tuvo sus consecuencias.


En este momento sientes las diferentes fuerzas dentro de ti tratando de mantener y borrar los recuerdos. Qué bien lo plasmó Salvador Dalí, la memoria va persistiendo igual que como la mantequilla o los relojes en el sol. Sientes la esencia regresar a su estado original, dejaste este episodio como un breve accidente, un bug que dejó un arquitecto dentro de ti, ya se dio cuenta, ya está enmendando su error.


No te importa en particular este recuerdo, sino el hecho de haber olvidado todo un episodio de tu vida, ¿Qué más habrá allá adentro?, y este sentimiento te hace confiar, nada está perdido, todo está en algún lado esperando otro desliz para recordarlo, de cruzar los límites, y evitar que este domingo sea uno más, una mota en el polvo.


Y bien, esto fue lo que me dejó…

No hay comentarios.:

Publicar un comentario