¿Qué me deja?
Reflexiones en el vacío: Lo que me deja la película La historia de un matrimonio (2019)
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Aunque tengo cuidado, a veces no puedo evitar hablar de cosas muy particulares de la historia (spoilers). Preferible no continuar si no se ha visto la película.
1. Matrimonio con fecha de caducidad
Mientras creces y cambias, tu nuevo yo puede no amar a la nueva versión de tu pareja, que a su vez también crece y cambia.
En cualquier celebración de bodas, de plata o algo mayor, los festejados no pueden evitar dar sus consejos, y por lo general son del tipo: tienen que tener paciencia, escuchar, ponerse en el lugar del otro, empatía. Todos estos consejos son igualmente útiles en los casos en los que te encuentras con nuevas personas con las que tienes que colaborar; y es que un matrimonio es precisamente eso, una aventura en la que te están cambiando continuamente tus gustos y a tu compañero.
En nuestra película pasa precisamente eso, nuestro protagonista se da cuenta y se lo expresa a su esposa en una escena buenísima en la que los dos se sinceran y se dicen de todo. El Kylo Ren le dice a la viuda negra que ella se fabricó el pasado, que ella estaba muy bien hasta que un día cambió, y decidió que no estaba bien, que no era lo que quería, pero lo más importante, que todo el pasado tampoco estaba bien.
Creo que la historia pone en evidencia algo muy cierto, que explica lo que sucede en la mayoría de los matrimonios, y es en esos casos en donde se deben aplicar los consejos de los matrimonios longevos, el problema es que si uno de los dos no cede y asume la responsabilidad del otro, las cosas truenan, por lo general las dos partes creen que tienen la razón.
En muchos países la tasa de matrimonio ha bajado muchísimo, según el INEGI en México, de cada 100 matrimonios hay 31.4 divorcios. Ante esto se han presentado algunas alternativas bastante buenas, la que creo que funcionaria mejor es la de matrimonios de duración obligada a 10 años, donde al terminar este lapso se aplica el divorcio automáticamente y los interesados deben volver a casarse, si así lo desean. Algo así como renovar votos, pero de verdad.
La otra cuestión es: ¿No habrá otra opción igual de romántica, pero menos contractual que un matrimonio?
Y bien, esto fue lo que me dejó...
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