The second machine age (2014) I - Esfuerzos en el límite: El instinto de lograr lo imposible
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Primero, una breve descripción
Nuestro libro habla de los cambios que está trayendo la transformación digital a nuestras vidas, el efecto que tiene sobre los negocios y en la forma en que medimos... todo lo que nos encanta medir.
La principal aportación es la forma que tiene el autor de salirse del contexto en el que vivimos, ver todo desde fuera, y platicar las cosas como si se tratase de un historiador del año 2050 que trata de explicar lo qué pasó en la década de 2010. El mensaje principal es que nos encontramos en la continuación lógica de la historia de la humanidad, no hay nada de qué preocuparnos, nada se ha salido de control, somos parte de un eslabón más en la cadena de sucesos, los cuales seguirán ocurriendo y nos llevaran inexorablemente a nuestro futuro, a un futuro que el libro pretende explicar.
A continuación, lo primero que me dejó este libro.
1. La creación de los ídolos
Hay algo que me ha llamado la atención desde que era un niño, sucede en las películas y en las historias que nos cuentan de mil formas, pero lo más sorprendente es que también sucede en la vida real; aunque parezca fantasía, algo irreal, sucede… estoy hablando de esa capacidad de los humanos de lograr sus objetivos en el último momento.
Me recuerdo perfectamente, muy pequeño y ya un poco loco, viendo juegos de fútbol en la televisión. Me sorprendía como el jugador siempre llegaba a detener el balón, el mismo que perseguía con ahínco y gestos de extremo esfuerzo, justo en el último momento, sobre la línea de cal, impidiendo que el balón salga del campo de juego, llenando de emoción a todos los espectadores.
Después de varios juegos y de un esfuerzo sobrehumano de ser objetivo, me di cuenta que dicho fenómeno, efectivamente, no se cumplía todo el tiempo, pero si en un 80% de las veces, un porcentaje tan alto que ya implica un comportamiento consciente o dirigido. En el 20% restante se trataba de casos realmente perdidos (el balón demasiado largo) o de inexperiencia o pifia del jugador (no le calculó bien, pues).
Se puede observar este fenómeno en todas partes, no solo en los deportes, lo cual se me antoja imposible: aquí debe de haber algo. Algunas personas relacionan esto con el famoso dicho: “Dios no te da más de lo que no puedes soportar”, filosofía que no comparto en lo más mínimo.
Lo curioso es que al parecer solo a mi me llama la atención o, se podría decir, me sorprende cuando sucede. Estaba yo solo en esto, hasta que leí una frase en nuestro libro. Por razones de derechos de autor prefiero no repetir la frase tal cual, es suficiente con decir que trata de esa habilidad humana de alcanzar siempre los compromisos; el autor explica en una oración lo que yo he tratado de explicar en cuatro párrafos.
Ahora, tengo una teoría de lo que pasa, y no es que siempre podamos más, como sucede en la película de Unbreakable (2000) donde el hijo le pone y pone peso al Bruce Willis en la bench press (prensa de banca), demostrando en cada iteración que puede con más y más y más, y cuándo se ve que no puede más, sí, puede con más.
En nuestro caso, seres mortales sin habilidades sobrenaturales, no sucede esto, sino algo parecido a lo contrario; no es que podamos más si tenemos la motivación adecuada, sino que la evolución nos ha enseñado a demostrar que podemos poco antes de demostrar que podemos mucho, en otras palabras, ponemos en práctica la ley del mínimo esfuerzo junto con la estrategia de la pata rota (perdí porque tenía la pata rota o te gané y eso que tenía la pata rota, ganar - ganar), leyes universales que han acompañado a la humanidad todos los años que hay, y que ha servido como el estilo de vida predilecto de muchos, por la sencilla razón de que despierta en propios y ajenos una adrenalina brutal, lo cual provoca un asombro que es protagonista de historias, canciones, leyendas y mitologías.
Quien no sigue este comportamiento, está destinado al olvido. Nadie se acuerda del boxeador que gana fácil los combates, sino de aquel que, en el último momento, saca fuerzas de la flaqueza y da el último golpe, nos emociona, activa en nosotros toda la empatía posible. Vibramos de emoción y nos identificamos con esa persona, nos emociona ese golpe, eso que es tan humano, ese último esfuerzo en el último momento que lo lleva a ganar el encuentro, nuestros corazones... y un lugar en la historia.
Y bien, esto fue lo primero que me dejo...
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