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viernes, 21 de agosto de 2020

#0066. La diversidad en la acción: reflexiones sobre The Magnificent Seven (2016)

 



Película: La diversidad en la acción: reflexiones sobre The Magnificent Seven (2016)

Léeme en 4 minutos


Aunque tengo cuidado, a veces no puedo evitar hablar de cosas muy particulares de la historia. Preferible no continuar si no se ha visto la película.


1. Los diferentes tipos de acción


Es curioso cómo se sienten las escenas de acción dependiendo del tipo de película que estamos viendo, seguramente este fenómeno tiene su nombre en el ámbito cinematográfico, me refiero a sentimientos que se logran con el mínimo de estímulos, pero muchos más reales, que para nuestro cerebro parecen escenas tan factibles que por un momento nuestra empatía nos hace la mala pasada de creer que lo que sucede en la pantalla es real.


Esto me recuerda muchas obras, tanto película como libros, en las que hacen mal y buen uso de esta herramienta, por ejemplo, en las crónicas vampíricas, las de Anne Rice, no la serie adolecente de vampiros pubertos, particularmente en el libro de La reina de los condenados (1988) la Akasha mataba a diestra y siniestra, a propios y extraños, miles, decía el libro, y los lectores perdíamos la importancia de la vida, ya no nos sorprendía. Por otro lado, de la misma autora, Vittorio el vampiro (1999) una historia que sucede en paralelo con la reina de los condenados, y cuenta las aventuras del Vittorio, un batito que no sabe mucho, en los sucesos no se mueren muchos, pero aún así logra tener igual o mayor impacto en el lector que el libro anterior.


Quiero dar más ejemplos positivos, la película Una historia violenta (2005) protagonizada por el Aragorn, solo tres escenas fuertes, la más larga de dos minutos, de gran impacto, reales, terminas sorprendido, no creo que la cantidad de muertos sobrepase los 10. Por último, la novela L’Etranger (1942) de Albert Camus, en la que el protagonista mata a una persona, solo una, después de vivir una guerra mundial en la que la importancia de la vida, la propia y la ajena, había desaparecido; el Meursault y, gracias a la excelencia narrativa de Camus, también nosotros como lectores, nos preguntamos ¿Por qué es tan importante una vida?, ¿Por qué pagar una vida con una vida?, ¿Qué implica dar otra oportunidad?


Nuestra película no logra nada de esto, matan a cientos de personas que su único pecado fue haber aceptado dinero para ir a matar a una personas en un pueblo. Todas las historias tienen dos formas de contarlas, estos “mercenarios”, como los describe la película, pueden haber pensado que estaban haciendo lo correcto, tratando de salvar la minería del pueblo, el futuro del país, de unas personas que querían levantarse en armas y que habían contratado, a su vez, a otro mercenario. Seguramente esa mañana se despidieron de su familia, los hijos orgullosos de su padre que iba a liberar a un pueblo.


2. El dilema de los malos en la nueva era


Con las historias en tiempos donde ya existen las armas de fuego me sucede algo muy curioso, realmente no entiendo cómo alguien puede ser malo, y me refiero a malo malo, de esos que matan niños, violan mujeres... y al revez. Esta falta de entendimiento se debe a que no se requiere mucho para matarlo, cualquier persona, incluso un niño, sin importar la fortaleza física o la capacidad mental, puede simplemente levantar una pistola y terminar con el problema.


Lo mismo me pasa con las pistolas, lo cual sucede en la película Snatch (2000), que es un películón, pero no por eso se escapa de mi crítica. En una escena entran a un bar unos muchachones con unas pistolas “réplicas” y van a enfrentarse con un tipo malo y rudo, al final de la escena y tras ver la pistola que tiene dicho tipo, deciden retirarse muertos de miedo… pero las pistolas se disparan, ¿no es así?, sean o no réplicas (pueden fallar, pero no las tres al mismo tiempo) sean de un calibre o de otro, no tendrían porque tener miedo de que la pistola sea grande o chica o lo que sea. Este miedo sí que haría sentido si la escena se desarrollará en la edad media, que entran a una taberna tres ladrones con unas espaditas y se enfrentan con un tipo igual de rudo, pero con una armadura frontal, dos espadas guardadas en el pelo que tiene en la espalda, y cinco estrellas ninjas con veneno de escorpión en el cinturón, ahí sí hace sentido sentir miedo.


Ambos casos son elementos narrativos que se perdieron por la tecnología, pero que seguimos utilizando, y solo a algunos quejosos como yo les causa ruido.


3. Cuidando los estereotipos raciales


Supongo que los escritores y directores de cine pasan un mal momento a la hora de decidir ser más inclusivos en la selección de personajes y sus actores correspondientes, ¿Pongo dos mujeres?, ¿Igual cantidad que hombres?, ¿Cuáles son los tipos raciales que debería incluir?, ¿Qué pasa si no incluyo a un miembro de la comunidad lgbtttiq?, y yo me pregunto en estos momentos, ¿Qué pasa si escribo estas últimas siglas en minúsculas?, ¿Es la forma correcta?, ¿Debo ceder si alguien me reclama?.


En nuestra película no se quebraron la cabeza, utilizaron perfectamente a los siete magnificos: un negro, un irlandes, un mexicano (no tex-mexicano, dijo nuestro paisano), un chino, un gringo, un viejo religioso y un indio americano. Incluso yo, al hacer este listado, me vi en la necesidad de tomar un orden que fuera fácilmente justificable cuando me tachen de racista: el orden en que fueron contratados.


Al final de la película, y a diferencia de todas las películas de nuestros vecinos de USA, quedan vivos los que nunca quedan vivos.


Y bien, esto fue lo que me dejó...


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