Twilight: Reflexiones inesperadas sobre vampiros brillantes, amor y el miedo a lo desconocido (2008)
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Un poco de contexto: Después de leer los vampiros sádicos de Anne Rice, todos los tomos, el drácula con mucha personalidad y gusto, de Bram Stoker, y otros seres entrañables en Aura de Carlos Fuentes, ver vampiritos que brillan cuando se ponen en la luz, una protagonista con cara de una constante ganas de ir al baño, y una historia de amor entrelazada con delirios de pubertad, no, gracias. Al final, después de 12 años de la primera entrega, cedí, vi la uno, la tres, luego me di cuenta que era la tres, y vi la dos, volví a ver la tres, le entendí, vi la cuatro y la cinco. Curiosamente me dejó algunas cosas inesperadas, a continuación mi intento por compartir cada una de ellas.
Aunque tengo cuidado, no puedo evitar hablar de cosas muy particulares de la historia. Preferible no continuar si no se han visto las películas.
¿Dónde quedó todo ese amor?
Parte importante de la trama, y los conflictos más tensionantes de la historia, giran alrededor del triángulo amoroso entres el cedric, el lobo y la morra. A medida que los fans se convertían en fans, inevitablemente elegían su bando, escogían a su gallo. En los cines, algunos seres iban disfrazados, unos de vampiros, otros de lobo, y al reconocerse de diferente bando, casi, casi, los podías ver mostrando sus falsos colmillos.
En foros en internet, los que no habían leído el libro obviamente, alegaban los pros y los contras de quedarse con el lobo o con el vampiro, quién amaba más a quién, quién iba a proteger más a la muchachona, etc. A medida que se desénvolvía la trama, en un momento casi impercetible, toda atracción, tensión, amor, se perdieron tan inesperadamente como llegaron, y sin satisfacer a ningún fanático, ya que no hubo drama. Ahora sí que, como dijo Vicente Fernández, "Ni una sonrisa más, ni una mirada…".
En la última película de la saga el lobo no le tira ni un pedo a la Bella, todo se resolvió de una forma civilizada: hay pa’ todos. Al final no era una historia de amor entrelazada con delirios de pubertad. 0 - 1 para Crepúsculo.
El miedo a lo desconocido
Otro dilema grandísimo era si convertir o no a la chica en vampiro. Amenazas de muerte, escenas de amor con extremo cuidado disfrazadas de ternura, todos los personajes hablando del alma, del sufrimiento, de la vejez y de cómo la vida no importa, si no lo vas a pasar siempre siempre con ese alguien especial. Más foros en internet con todo tipo de opiniones, todo el mundo experto en vampiros, inmortalidad, felicidad y amor.
Y bueno, ¿Qué nos dicen los expertos, la literatura?, las historias de vampiros se centran en el problema principal de esta transformación, y no, no es el hecho de beber sangre, ni de ser incapaz de estar bajo el sol, ni tampoco el de dejar de ser humano... sino el de ser inmortal. De esta forma nos encontramos vampiros que, además de sádicos, son depresivos y hasta suicidas, en los libros de Anne Rice. Nuestro héroe drácula que se deja matar en su libro homónimo de Bram Stoker, y un personaje que se dice ser “todos nosotros” (y si no lo es aún, dale oportunidad que lo será… todo un tema que platicar) ya que es inmortal, que compartió un tiempo con el Homero de la Ilíada y la Odisea, ese Inmortal de Jorge Luis Borges… todos, todos sufriendo, todos con vidas sin sentido, todos queriendo morir.
A mi que la inmortalidad no me parece para nada una mala idea, me molestaban estos finales, ¿Por qué no podemos encontrar valor en la belleza en sí y no en lo efímero de la misma?
De vuelta a nuestra historia, como todos saben, la chica se hace vampiro, inmortal, no humana, bebedora de sangre, y ¿Saben qué? Feliz. Un final mucho más de acuerdo a mis ideas. 0 - 2 para Crepúsculo.
The one
Ya, ya entendí, estos vampiros son la nueva generación, lo que el mundo nuevo estaba esperando. No son los más numerosos, pero sí los más unidos y los que tienen más fans y habilidades espectaculares, van a triunfar porque son “los elegidos”. Un cliché más.
Una vez más, la trama da un giro, y deja de soportarse al concepto del elegido, sino a la razón: “si nos damos de trompos, quién sabe quién va a ganar, pero de seguro tú te vas a morir”, que excelente es esta habilidad de mostrar el futuro, muy útil cuando estás discutiendo con alguien, en lugar de decirle “el futuro me dará la razón”, se lo muestras y se acaban los problemas, hasta se dan la mano.
Lo curioso es que al final sí nos dieron una batalla final, nos dieron sangre, muertes de protagonistas, escenas de alta adrenalina, sentimientos encontrados, venganzas satisfechas, todo esto dentro de un futuro que conlleva un argumento irrefutable: la guerra no lleva a nada.
El haber dejado pasar la oportunidad de usar la narrativa del elegido, de haber jugado con la audiencia y con los lectores, de haber salido de este embrollo de una forma inteligente, les da de mi parte el tercer punto, 0 - 3 a Crepúsculo, realmente sorprendente.
Y bien, esto fue lo que me dejó...
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