Translate

martes, 24 de mayo de 2022

#0079. Druk (2020): Reflexiones sobre el alcohol y la eterna inconformidad del ser humano

 


Película: Druk (2020)

Léeme en 3 minutos


Aunque tengo cuidado, a veces no puedo evitar hablar de cosas muy particulares de la historia. Preferible no continuar si no se ha visto la película. 


1. La insoportable inconformidad del ser


Al parecer alguien encuentra la solución a todos los problemas de la humanidad, en pocas palabras, el humano nace relativamente sobrio, y para mantenerse en un estado ideal de motivación, inteligencia, brillantez y felicidad, el ser humano debe nivelar sus niveles de alcohol a 5 grados. Nuestros protagonistas quieren probar esta teoría, ante la vida tan desesperanzadora que llevan, deciden probarla en ellos mismos, ¿Qué es lo peor qué puede pasar?


Independientemente de si la teoría es cierta o no, todos los conejillos de indias comienzan a ver resultados positivos en su vida y, viendo lo peligroso de excederse y sabiendo cómo son, ponen una serie de reglas para asegurar mantener los beneficios, por ejemplo, no tomar los fines de semana, nunca después de las 8pm, etc. Creen tener controlado todo, y al comienzo así parece, pero la naturaleza humana tiene mente propia: siempre cree que más es mejor.


Es un error natural del ser humano, y el actor principal de muchas historias, ¿Que si vamos al gimnasio y todo va perfecto?, ¿Qué estamos haciendo dieta comiendo sanamente?, ¿Qué ya hemos estudiado mucho y estamos preparados?, ¿Qué ya somos espiritualmente activos y conscientes?, entonces algo dentro de nosotros está inconforme, y empujamos al cuerpo a hacer más y más, si no, no estamos agusto con nosotros mismos, hasta que algo dentro se rompe, literal, figurada o metafísicamente.


¿Por qué no podemos estar conformes con lo que tenemos?, ¿Por qué queremos más y más y más, y lo que ya logramos no importa? Me recuerda la canción Cenit (1999) del grupo mexicano La Castañeda, cuando dice: 


“...pensé que tu sonrisa era inagotable, como el agua,

hasta que casi se fue,

quería siempre más, siempre lo siguiente,

y lo que tuve lo olvide…”


Seguramente en algún momento en la evolución de la humanidad fue una ventaja el pensar y actuar así, y así nacieron las dopaminas y las serotoninas, importantes para un cuerpo sin disciplina. En este momento en el que tenemos los medios para lograr más cosas, no podemos detenernos, no podemos decir que no, lo que tuvimos lo olvidamos, y queremos siempre más, siempre lo siguiente.


De esta forma nuestros protagonistas inevitablemente caen en la trampa: si estoy tan bien, si soy tan buen maestro, persona, pareja, ahora, ¿Qué pasará si le pongo más alcohol?, seguramente va a estar mejor, más es mejor, ¿no?


2. El alcohol, ese personaje en la vida de todos


Me parece que está película el protagonista no es el Mads y sus tres compañeros, sino el alcohol, y el efecto que tiene sobre la humanidad, de su controversia, después de haber sido alabado, prohibido, satanizado, aceptado, permitido, castigado, a lo largo de los años y en diversas culturas. 


El alcohol podría ser un tema de conversación tan grande como los dilemas sociales más famosos: aborto, pena de muerte, eutanasia, la intervención genética, los robots, etc. y se ha salvado, por lo menos en años recientes, de estar en la balanza entre la prohibición y la aceptación, solo porque los usuarios son muchos, más bien, los usuarios somos todos.


El hablar sobre los efectos nocivos o positivos del alcohol pone en evidencia la falta de capacidad que tiene el ser humano de negociar o de debatir un tema de forma perfecta, inmediatamente entran en juego sentimientos, posturas, mitos, prejuicios, y sobre todo ego, el cual impide convencer a una persona por más que tengas información lógica. La forma en que la humanidad colabora, no es con la razón, sino con lo social, con la influencia, el ejemplo.


Al parecer el alcohol abre un nuevo mundo, en el que somos más heróicos, más buenos para el karaoke, más elegantes, hermosos, guapos, buenos para el zapateado, aunque sea solo para nosotros mismos, es un sentir propio, algo que creemos real y que no importa si no lo es. Ya lo dice nuestro poeta mexicano Saúl Hernández en su canción:


“...Quisiera ser alcohol (1994)

para evaporarme de una vez

y sentir lo que es pasión

y sentir que soy querido… una vez”


Y bien, esto fue lo que me dejó...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario