Lecciones de poder y abandono: Lo que me deja la película Shazam (2019)
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Uno de los niños huérfanos que viven con el Shazam, le pregunta (al mismo Shazam mientras está como niño), ¿Qué prefieres, volar o ser invisible? Refiriéndose a si tuviera un super poder cuál sería. El niño huérfano dice que él preferiría volar, como muchas personas, pero al hacer la pregunta en una encuesta anónima, la mayoría de la gente prefiere ser invisible.
El niño continúa explicando que esto se debe a que ser invisible, y lo que esta conlleva, es una habilidad de villano y no de héroe.
Realmente nunca me había percatado de esto, seguramente lo expertos en cómics de superhéroes tienen esto muy presente, pero yo siempre había considerado que todas las habilidades podían ser utilizadas para el bien o para el mal, dependiendo de las personas y de la creatividad en que usa su don.
Al hacer un recorrido por todas las habilidades de súper humano, realmente son muy pocas a las cuales les puedes señalar como una habilidad de villano; supongo que tiene que ver con lo que puedes hacer con la habilidad, si esto gira alrededor de esconderse y engañar.
Me pregunto qué psicología hay detrás de una preferencia por una súper habilidad, creo que diría mucho de la persona. Viendo hacia atrás, de cuando era niño, para mi es sencillo enumerar más ventajas a la capacidad de ser invisible que a volar, entre ellas: pasar sin pagar a lugares, escuchar conversaciones, pasar desapercibido, desaparecer por momentos, andar desnudo, hacer lo que quieras, ser libre.
Sé esto, porque lo he meditado, y lo he meditado desde muy pequeño, y esto se debe a que yo era (¿soy?) uno de los que prefiere ser invisible. ¿Qué dice esto de mí?
2. La mamá idealizada.
Al principio de la película podemos ver cómo un niño se separa de su madre mientras buscaba una brújula pequeña que su madre le acababa de ganar en un concurso de feria, un lugar muy concurrido, si, pero no tanto como para que esa pequeña separación haya provocado que el niño se perdiera, que el niño buscara incansablemente a su madre los siguientes 12 años, tratando mal a todas las personas que lo querían ayudar.
Obviamente todos sabemos, y se lo intentan decir en varias ocasiones, que la madre no se perdió, sino que lo abandonó.
Lo interesante de este suceso ronda alrededor de dos cosas, 1) el niño siendo detestable, aborrecible, odioso con todo el mundo… esa ingratitud, de la cual ya platiqué en lo que me dejó la película La gran Gilly Hopkins (2016) y, 2) la forma en que idealiza a la madre y a todo lo que la rodea.
Detrás de este punto hay varias cuestiones psicológicas que tenían atadas al niño, es verdad que todo superhéroe debe perder a alguien para poder ser superhéroe, y pensamos que esto es lo que le da la fortaleza al niño o que lo hace ser puro de corazón, cuando es todo lo contrario. Esto se hace evidente cuando por fin encuentra a la madre, que cual Pedro lo niega tres veces, ni se acuerda de la brújula que el niño guarda como si fuera el tesoro más grande, ni las cosas pasaron como él las recuerda (y cómo nos lo pintan en la película) y efectivamente, nos dicen lo que ya sabíamos, no se había perdido, lo había abandonado.
El niño en ese momento deja de tener esperanza, aunque dicen que nunca muere, en él murió, y junto con esto, nació todo el potencial de Shazam. Esto es algo diferente de lo que nos han enseñado los cómics, películas e historias que detona la fuerza potencial de una persona, lo cual considero importante porque casualmente es lo que yo creo detona el potencial de una persona: el dejar ir… simplemente hay cosas a las que les dedicamos de nuestra preciosa energía para mantener, y nada que sea obligatorio es duradero, eventualmente se va.
Y bien, esto fue lo que dejó.
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